Descubra los 14 municipios del Archipel de Thau
Sea cual sea el destino que haya elegido para sus vacaciones en el archipiélago de Thau, le invitamos a que aproveche estos días para evadirse y descubrir los 14 municipios que componen nuestro destino.
También puede encontrar más información en nuestra revista.
Balaruc-le-Vieux
Situada en una loma, la villa domina la cala del rincón con vistas a la laguna. Un pueblo medieval envuelto en sus murallas, que engrandece el pasado. Nos encanta perdernos por sus estrechas calles.
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Balaruc-les-Bains
El primer balneario de Francia, Luis Bonaparte ya vino aquí para curarse en el siglo XIX. La gente viene aquí para disfrutar de los beneficios de sus aguas termales, pero también para pasear por las floridas callejuelas del Jardín Mediterráneo de Antigüedades o por su paseo marítimo que bordea la laguna de Thau.
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Bouzigues
Cuna del marisqueo, este encantador pueblecito de pescadores ha recibido la etiqueta de "sitio notable del gusto" y vive principalmente de la cría de ostras y mejillones. Su museo de la laguna de Thau recorre la historia de las técnicas de cría. No hay que perderse todos los veranos: la fiesta de la ostra.
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Frontignan
Frontignan es la ciudad del vino moscatel, que se disfruta a orillas del lago. Enclavada entre antiguas salinas, una playa de 7 km y el macizo de Gardiole, la ciudad ofrece numerosos paseos por estos paisajes únicos.
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Gigean
A un lado la laguna de Thau, al otro el macizo de Gardiole y una vasta llanura vitícola: Gigean está enclavado en un entorno único. Gigean es famosa por su abadía gótica del siglo XI Saint-Félix de Monceau y sus jardines monásticos.
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Loupian
En el norte de la cuenca de Thau, Loupian es conocida por la Villa Galorromana, ahora transformada en museo. Casas típicas de viticultores, fachadas renacentistas en el centro de la ciudad, una iglesia paleocristiana...
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Marseillan
Entre la viticultura y el marisqueo, Marseillan está llena de tesoros... Su puerto, su playa, la Pointe des Onglous, la casa Noilly Prat o su reserva natural de Bagnas, donde se mezclan flamencos rosas y garzas reales... Tantas razones para visitar esta encantadora ciudad.
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Mèze
Fundada en el siglo VI a.C. por los focenses, la ciudad fue en su día el mayor puerto del archipiélago de Thau. Un pasado prestigioso, edificios atípicos se ofrecen a la vista... Mèze es hoy una ciudad donde se vive bien. Imprescindible: degustación de marisco y vino blanco en uno de los restaurantes adyacentes a su encantador puerto.
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Mireval
A medio camino entre Sète y Montpellier, Mireval es un pueblo encantador en el que podrá pasear por bonitos y bucólicos caminos fortificados. Durante una visita al pueblo, ¿cómo no sucumbir a la degustación de su delicioso vino moscatel de fama internacional?
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Montbazin
Pueblo pintoresco con una historia milenaria, Montbazin es conocido por su campanario, sus casas de viticultores y, sobre todo, su capilla románica, decorada con frescos. Desde este pueblo bien conservado, cortas rutas de senderismo conducen a través de la garriga a las colinas de la Moure.
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Poussan
Situado al norte de la laguna de Thau, Poussan es un típico pueblo del Languedoc en "circulade", donde se entrelazan las estrechas calles de antaño. Una visita obligada para sumergirse en la Edad Media y descubrir notables edificios y elementos arquitectónicos.
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Sète
Una ciudad situada sobre el agua, que ofrece increíbles panorámicas del archipiélago de Thau y de toda la costa de Languedoc. Desde sus muelles con sus coloridas fachadas hasta sus pintorescos barrios, pasando por sus museos y su rico programa cultural. ¡Un pequeño sur en sí mismo!
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Vic-la-Gardiole
En Vic-la-Gardiole descubrirá una iglesia románica fortificada, pero también paseos por los estanques, en busca de flamencos rosas. Este bonito pueblo es también el punto de partida de numerosas excursiones o paseos en bicicleta de montaña por los bosques de Aresquiers o el macizo de Gardiole.
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Villeveyrac
Situado en el centro de una llanura vitícola y hortícola, es el saber hacer de sus productores agrícolas lo que ha hecho famoso a Villeveyrac. Rodeada de monte bajo, también ofrece multitud de posibilidades de paseos y excursiones, tras una visita a su majestuosa abadía de Valmagne, una pura joya cisterciense del siglo XII.
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